Preocupado por los problemas en las pelotas paradas, Basile probó
con Bilos en el primer palo y puso a marcar a Palermo. El Flaco y su 1.94 metro
sacaron todo...
El dedo gordo de su mano derecha esta
vez no necesitó presionar una y otra vez el botón "review" de su control remoto.
Casi que a Alfio Basile no le hizo falta ver de nuevo el 2-3 del miércoles ante
San Lorenzo para darse cuenta de que hay algunos desperfectos en el
funcionamiento de los cuatro de la última línea. "Sí, fue el peor partido de la
defensa", dijo a media hora del clásico, a la salida del vestuario visitante del
Nuevo Gasómetro. Ayer, después de dedicar el jueves a un trabajo regenerativo,
quedó en evidencia que al Coco le preocupa que su equipo pague con goles en su
arco por estar todavía muy verde, más allá del error puntual de
Krupoviesa.
Justamente por eso, luego de una hora entre entrada en calor
y ejercicios físicos, el DT dedicó la parte final del entrenamiento a
perfeccionar la tarea defensiva de los titulares en las pelotas paradas.
Primero, trabajó con envíos desde uno y otro córner; y después, con tiros libres
en forma de centro desde distintos ángulos. El gol de cabeza que le hizo Rubén
Velásquez, el 2-1 del Once Caldas en Manizales, y el segundo de San Lorenzo,
cuando Bilos perdió con Bottinelli y Battaglia quiso dejar offside a Ortiz
(Ibarra quedó enganchado), fueron los dos cachetazos que llevaron a Basile
ejercitar una vez más (luego de Central y Lanús laburó en este aspecto) la
pelota parada defensiva en búsqueda de una solución. El poderío aéreo frente al
arco contrario no es tal en el propio.
El cambio más significativo que
encaró el técnico fue el enroque entre Daniel Bilos y Martín Palermo. A
diferencia de la función histórica que cumplía desde los tiempos de Bianchi, el
Loco tuvo que seguir a un rival dentro del área y el Flaco se paró en el primer
palo, libre de obligaciones de marca y listo para despejar las pelotas que
intentaran pasar por ese sector. En la misma que el goleador, estuvieron
Schiavi, el Cata Díaz y Krupoviesa. Battaglia debía marcar al que entraba desde
afuera y el Negro Ibarra se paraba junto al primer palo para los centros
cerrados. Los atacantes eran Barroso, Silvestre, Marino, Cagna y Palacio. Y para
el rebote estaban el Pampa Calvo y Vargas, seguidos de cerca por Insúa y Gago.
El Chelo Delgado, en el medio de la cancha, tenía que estar listo para la salida
rápida de Abbondanzieri y la contra.
En los córners, con 20 envíos desde
la derecha a cargo de Morel Rodríguez y de Edgar Espíndola y 20 desde la
izquierda tirados por Guillermo Barros Schelotto y Neri Cardozo, Bilos
sobresalió con 19 despejes de cabeza. Cuando llegó la hora de los tiros libres,
las pelotas que cruzaron por delante del arco sin que nadie las rechazara fueron
la mayor preocupación del Coco, que siguió la tarea desde la puerta del área, y
del Panadero Díaz, parado junto al arco y encargado de marcar errores. Lo bueno
de todo esto es que, al menos en los ensayos de ayer, más allá de esos
desajustes, la prueba salió bien y de 70 pelotas que cayeron sobre el área en
algo más de 40 minutos al Pato no le entró ni una.
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